Mi cocina el día de Nochebuena está como la Puerta del Sol en Nochevieja…con exceso de población por metro cuadrado.
Que no tengo yo muy claro por qué, si el salón de mi casa mide 15m² y la cocina solo 4m², todo el mundo decide que se está mejor en la cocina!!
Creo que cuando hablan de la unión familiar y lo bonito que es pasar momentos juntos en estas fechas se refieren a otra cosa, y desde luego no tan juntos.
Porque ya os digo yo que cuando estás en la cocina liada con la cena, con todas las superficies hábiles repletas de canapeses, croquetas y demás, que tienes bandejitas hasta encima de la tele, y eso que es plana, y la familia en pleno decide pasar por allí, el amor fraterno-filial no es el sentimiento que más abunda en tí.
Por Dios, que en 20 minutos desfilan por tu cocina tu madre, llena de buenas intenciones, eso sí, tu suegra, a echarte una mano, la abuela, a ver que hace la niña, o sea tú, los niños, pandereta en mano y cantando el chiquirritín a grito pelao´, tu cuñada, a ver si te va haciendo algo (no-hija-no-a-ver-si-te-vas-a-manchar-y-la-liamos), Manolo, a buscar un sacacorchos pa´ ir abriendo el vino pa´ que se oxigene ( sí, sí, oxigenaos vais a acabar vosotros esta noche…) y hasta el perro, a ver lo que pilla por la cocina…
Que si sois capaces de soportar todo esto sin que os provoque un tic nervioso, con una sonrisa plácida en los labios y sin mandar a todos a freír esparragos (no Manolo,no, no saques la sartén que es solo una forma de hablar hombre-por-Dios-ya!!) os habéis ganado mi total y absoluta admiración!
De hecho se tiene conocimiento de un caso, una buena mujer, con más paciencia que el Santo Job, que aguantó estoicamente la Nochebuena con toda la parentela metida en la cocina.
El caso está siendo estudiado por el Vaticano para proceder a su beatificación.
Bueeeeeno, me he pasado.
Como podéis imaginar, esto es una dramatización, como en la tele, que nosotros no tenemos perro…
Pero si vosotros os veis reflejados, lo mejor es ir preparando cosas con antelación y así estar más relajados ese día, oxigenandonos con Manolo y el abuelo en el salón.
Vamos a por la receta, unas pechugas escabechadas, que están deliciosas y que podemos servir, cortándola en láminas finitas, en canapés con un poquito de mayonesa.
Deliciosas de verdad.
Preparación:
Comenzamos cortando la cebolla en octavos, como los gajos de una naranja, y aplastamos un poco los ajos, sin machacar, solo un golpe.
Ponemos en un recipiente, preferiblemente con tapa, las pechugas con la cebolla, los ajos y el resto de los ingredientes y lo dejamos macerando en el frigorífico durante 24 horas.
Cuando pase el tiempo de reposo, ponemos todos los ingredientes en una cazuela en la que quepan bien las pechugas, y cocinamos durante 30 minutos aproximadamente a fuego lento.
A partir del minuto 20 comprobamos el punto de cocción de las pechugas, y cuando estén tiernas apartamos la cazuela del fuego.
Dejamos enfriar las pechugas dentro de la cazuela y cuando estén frías tanto las pechugas como el escabeche, guardamos en la nevera.
Notas:
El escabeche es un método de conservación, de manera que aguanta bastante tiempo en la nevera. No puedo deciros cuanto, ya que en casa no duran mucho…
Podemos cocer las pechugas en la olla express, pero yo prefiero hacerlo en la cazuela, ya que el tiempo de cocción no es muy elevado y así puedo ir comprobando el punto de cocción.
Los 30 minutos que indico en la receta pueden ser incluso 40, por ello debemos ir comprobando a partir del minuto 20 el punto de la carne. Debe estar tierna pero sin deshacerse, eh?
Podemos filetear la pechuga antes o después de meterla en la nevera, pero siempre cuando esté fría, para que nos quede un corte limpio.
Como cualquier escabeche, las pechugas están más ricas con el reposo.
A la hora de servirlas las sacamos del frigorífico un ratito antes, para que se atemperen y no estén tan frías.
Podemos servirlas en tostas, canapés o simplemente acompañadas del escabeche.
En cualquier caso están deliciosas.
Esta receta está basada en esta de Las Recetas de Mamá.
